
La joven de 21 años quiso que todos los objetos del habitáculo fueran de este color: mesas, sillas, toallas, velas… Pese a que estos caprichos de diva no son del agrado de ningún trabajador, quienes la acompañaron aceptaron sus órdenes sin rechistar.
Rihanna es una estrella con la que no es demasiado fácil trabajar, pero se muestra siempre muy accesible con sus admiradores, a sabiendas de que gracias a ellos puede vivir de la música.
En su visita a la ciudad de los rascacielos, la intérprete de 'Rehab' fue a comer a un restaurante con unos amigos en West Hollywood. Allí, dos fans le pidieron hacerse una foto con ella y, mientras el encargado del local se interpuso entre los jóvenes y la artista, ésta se levantó solicitando que les dejaran a solas para hacerse fotos y firmarles un autógrafo en las servilletas.
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